sábado, 7 de febrero de 2015

No, no voy a hablar de Joaquin Cortés

No, no voy a hablar de Joaquin Cortés, es que... no he podido resistir la tentación, me he encontrado con esta foto, navegando por los mares cibernéticos, y me he dicho: vamos a alegrarles la vista. ¡Qué cuerpazo tiene el chaval! Claro, que mucho mérito también hay que dárselo al fotografo. Seguro que alguno de vosotros, hombres, estáis pensando: "Todo el mérito es del fotógrafo, si a mí me hacen una foto así, salgo igualito" Jejejeje, pensarlo otra vez, va, abrid los ojos a la dura realidad.

No quiero ser muy cruel, pero es que hoy me ha dado por ahí, me toca hacer un poco de mala, si no lo hago cada cierto tiempo... como que me falta algo.

Me encanta desayunar sola, sin prisas. Suelo colocarme los cascos y algo de música, y cojo un libro, mientras me tomo mi cortadito y picoteo algo dulce. Me importa una mierda la linea (en ese momento), pero que nadie mi toque mi momento de autocomplacencia. Pues hoy, mi contrario no trabajaba y ha desayunado conmigo. Eso no me molesta, pero es que siempre tenemos otro invitado (para mí indeseable): la tele.

¡Joder! y de buena mañana, menudas noticias. Ahora está de moda liarse a tiros por "quítame allí esas pajas". Que el vecino no me ha dado los buenos días... pum. Que mi novia se ha ido con otro.... pum. Que me han cateado las matemáticas... pum. Que el ciber ligue es un estrecho y no quiere sexo... pum. Primero se cargan al que se les antoja, y luego, si acaso, se suicidan. Pero, éstos son los menos. Los más, a veces, lo intentan, pero no sé qué coño pasa que casi siempre les sale mal. Y digo yo, que si tanto sufren ¿por qué no se matan ellos directamente? Y de paso, no estorban.

Así que, con todo esto, no entiendo yo a las mújeres (que son mayoría, no digo yo que no haya hombres en el mismo caso), que se pasan media vida aguantando el acoso de sus ex y muertas de miedo sin salir de casa. Si la solución es bien sencilla: escopeta de cañones recortados y... se acabó el problemilla. Unos cuantos años comiendo del estado y a la calle, tan ricamente. No quiero yo dar ideas, pero el ejemplo que vemos a diario, está clarísimo. De las eternas guerras entre eternos enemigos, ya, ni hablamos, porque ese es el cuento de nunca acabar.

Como agrandar el pene

Está decidido, amor. No me harás cambiar de parecer, aunque te empeñes. No estoy pidiéndote opinión, no, sólo te aviso, para que no te pille de sorpresa. No hay marcha atrás, no me arrepiento: voy a mudar mi aspecto. Sí, seré materia cambiante, Como agrandar el pene, me acomplaré gustosa a tus deseos y pensamientos. ¿Te ries? ¿No me crees? Me alegra que lo tomes así. He experimentado ¿sabes? Y sé que puedo hacerlo.

Puedo ser tu alimento, el agua que refresca tu boca reseca, el aire que respiras y... hasta tus pensamientos. Sí, ese mismo que ahora se está asomando a tu cabeza, o ese otro que a veces te da miedo, el que te alegra o el que te entristece, el lascivo que enciende tu Como agrandar el pene.
Puedo ser la gatita mimosa, que ronronea confiada y segura en tu regazo, sintiendo tus largos dedos jugando con mi pelo; la perrita fiel y juguetona que sigue tus pasos por la casa, esperando ansiosa tus caricias.

Puedo ser música que inunda tus sentidos, que te llena de paz o de zozobra; y aroma: de espliego, rosas, jazmines o violetas. O cuadro, imagen que enamore tus pupilas. También dulzor de azúcar en tu boca, acidez del limón, chocolate que se deshace en un baño de saliva, o menta; y el sabor de las gotas de lluvia, o de las olas. Incluso puedo convertirme en la fría seda que acaricias, en cálida lana de bufanda, en mullida toalla o en felpa suave que viste tu click aqui.